miércoles, 5 de octubre de 2011

Punto de fusión

Aquella tarde (podría haber sido otra) me quedé dormida en la playa y me desperté con la imagen de tú y yo, con nuestra imagen, en tu cama, una madrugada de junio de luna llena. Pude haber acabado contigo, pero no quise para volver a repetir esa sensación y muchas otras. Esa madrugada, mi piel ardió como nunca. Quizá invadió mi sueño en ese momento por la temperatura que alcanzó mi piel al sol, quizá fuera la misma que alcanzó aquella noche, tan (sur)realista como una sirena Magrittiana.

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